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En un mundo empresarial en constante evolución, las organizaciones necesitan herramientas efectivas para enfrentar los retos y cambiar la dinámica de trabajo. Una de estas herramientas es la mirada sistémica, una perspectiva única que permite entender y mejorar el funcionamiento interno de los equipos.

Esta visión, en lugar de quedarse en la superficie, se adentra en la esencia de las relaciones, patrones de comportamiento y dinámicas de poder que a menudo pasan desapercibidas, pero que son fundamentales para el funcionamiento eficiente de un equipo. 

Al adoptar una mirada sistémica, las organizaciones pueden identificar y abordar problemas antes de que se conviertan en obstáculos insuperables, fomentar un ambiente de trabajo más colaborativo y, en última instancia, impulsar el rendimiento y la productividad a niveles óptimos.

En este contexto, no sólo es esencial tener en cuenta las relaciones y la comunicación entre los miembros del equipo, sino también cómo estos interactúan con el sistema en su conjunto, incluyendo las estructuras, procesos y la cultura organizacional. 

Por ello, integrar una perspectiva sistémica en la gestión de equipos se convierte en una herramienta invaluable para líderes y gestores que buscan no solo alcanzar objetivos a corto plazo, sino también construir una base sólida para el éxito sostenido a largo plazo.

¿Qué es el coaching sistémico de equipos?

El coaching sistémico de equipos es una disciplina emergente que fusiona la teoría de sistemas con las técnicas tradicionales de coaching para potenciar la eficacia y el rendimiento de los equipos en las organizaciones. 

Mientras que el coaching tradicional puede centrarse en mejorar las habilidades individuales, el coaching sistémico se adentra en el tejido conectivo del equipo, analizando las interacciones, relaciones y dinámicas que se manifiestan a nivel grupal.

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El coaching sistémico de equipos se basa en la teoría de sistemas, la cual propone que un equipo de trabajo, al igual que cualquier sistema, está compuesto por diferentes partes que interactúan entre sí. Estas interacciones, tanto visibles como invisibles, determinan el comportamiento global del equipo.

“El todo es más que la suma de las partes” y desde esa premisa el coaching sistémico se enfoca en escuchar la voz del equipo, como un todo con vida propia. 

Este proceso permite sacar a la luz, las dinámicas ocultas que están haciendo disfuncional al equipo, creando orden, fomentando el intercambio entre los miembros y el sentimiento de pertenencia.

A través de esta metodología, se pueden identificar patrones de comportamiento nefastos, roles no declarados, tensiones subyacentes y potenciales bloqueos que puedan estar afectando al equipo. 

Una vez identificados, el coach acompaña al equipo a determinar nuevos comportamientos, hábitos y dinámicas portadoras del futuro que desean crear.

Diferencia entre grupo y equipo

Un grupo se refiere a un conjunto de individuos que comparten un objetivo común, pero no necesariamente trabajan de manera coordinada para alcanzarlo. En cambio, un equipo es una unidad cohesiva, en la cual cada miembro contribuye con sus habilidades y conocimientos para lograr un objetivo compartido.

En el contexto del coaching sistémico, la distinción es vital. Mientras que un grupo puede operar con dinámicas individuales, un equipo necesita una conexión profunda, confianza mutua y un propósito claro. El coaching sistémico busca fortalecer esta conexión, transformando grupos en equipos altamente efectivos.

Poseer un propósito definido es el pilar fundamental para asegurar un equipo que opera con eficacia. Es esencial que estén estructurados y que cada integrante posea claridad sobre su responsabilidad y función. 

Mantener un óptimo intercambio en las interacciones humanas es crucial para desarrollar tácticas exitosas, establecer una conexión con el entorno amplio, es decir incluyendo los distintos grupos de interés del equipo, dentro y fuera de la organización. 

Finalmente, priorizar el aprendizaje y el desarrollo individual, que actúan como el impulso principal de cada participante en el todo que representa el equipo. 

La importancia del equipo en la organización

Los equipos de trabajo son más que un simple conjunto de individuos; son el alma y el motor que impulsa a toda organización. Es a través de las manos, mentes y corazones de estas personas que las visiones se materializan y los objetivos se alcanzan. Ellos son el tejido conectivo que da vida a la empresa y la sustenta en su camino hacia el éxito.

Mientras que el liderazgo es esencial para establecer la dirección, proporcionar claridad y ofrecer inspiración, un líder sin un equipo comprometido y capacitado es como un barco sin velas. 

Es el equipo quien, en última instancia, da vida y forma a las decisiones tomadas en las salas de juntas, traduciéndose en acciones tangibles para alcanzar el propósito de la organización. 

Es aquí donde reside el verdadero valor de una empresa: en las personas que la componen y en la forma en que colaboran, se comunican y se comprometen con su trabajo.

El papel del líder es indudablemente crucial, sirviendo como brújula que orienta y guía. Sin embargo, es el equipo quien navega la nave, superando obstáculos y enfrentando desafíos en el terreno práctico y operacional. Cada decisión tomada en el nivel estratégico requiere de la coordinación, adaptación y ejecución precisa por parte de los equipos en el terreno, transformando ideas en realidades palpables.

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En definitiva, mientras que la visión y la estrategia pueden ser diseñadas en las altas esferas de la organización, son los equipos de trabajo los verdaderos artífices que moldean y concretan estas ideas en el día a día. Su modo de operar, colaborar y afrontar retos define el carácter y el éxito de la organización en su totalidad.

Intervención de coaching de equipos con Eva Viedma

Si estás buscando llevar a tu equipo a desarrollar su máximo potencial, ¡yo puedo ayudarte!

A lo largo de los años, he tenido la experiencia de navegar en el mundo de los equipos. No solo como coach y facilitadora, sino también siendo un componente activo de esos equipos e incluso liderándolos durante mis años en el sector corporativo. 

Sin embargo, fue el descubrimiento de la mirada sistémica lo que revolucionó por completo mi perspectiva. Este enfoque ha establecido un hito en mi carrera, definiendo un claro antes y después en mi metodología y en mi presencia dentro de los equipos.

Aplicando los potentes principios sistémicos, trabajo de la mano con los líderes y miembros del equipo, diseñando intervenciones a medida. Utilizo una variada paleta de herramientas para fomentar la colaboración, la comunicación efectiva y la cohesión entre las personas. 

En conclusión, la mirada sistémica es una herramienta poderosa para cualquier organización que busque mejorar su dinámica interna y alcanzar niveles superiores de eficiencia y colaboración. 

Con buenos profesionales al mando, en ocasiones los equipos solo necesitan un empujoncito para encontrar un nuevo orden y con él, impulsarse hacia lo más alto.

Realizar una intervención de coaching sistémico, representará sin duda un antes y un después en el equipo. Le permitirá superar sus obstáculos y conseguir sus objetivos, co-creando nuevas posibilidades, que se harán realidad a partir de nuevas acciones, comportamientos y logros que el equipo pondrá en marcha

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